Lleno de atardeceres y amaneceres que ya suman algo más de 40 de cada uno, he podido caminar, a ratos de prisa a ratos muy lento, muchas veces extraviado y algunas con una lucidez deslumbrante, pero en estos tiempos en los cuales la madurez alcanza un escaño más, tropiezo con mi yo, reflejado en la maledicencia del mundo, trazado de fallos, cargado de lo que puedo sopesar, no más, no deseo nada diferente a vivir la paz del espíritu. Pero ella se fuga y parece que mis fuerzas no dan al tope para seguirla, esto hace que deba refugiarme en la presencia de Adonai, el único que no me juzga, el único que no le importa el transcurrir de mis días ni mis acciones, el único que sólo admite que soy una criatura suya y eso le basta para construir mi historia en la libertad que me prometió.
Estos otros que me rodean son de tal diversidad que me confunden, me aturden o me llaman a acompañarles, algunos exacerban la oscuridad usando la palabra y su fuerza para destruir a los que puedan, ellos, acaso son diferentes al mal o diferentes a mi, dudo de ello, pero debo convivir, debo mirarles caminar en los pasillos y las calles, asimismo hay quienes ocurren en huida explicita de la vida, a esos, elohim les dejo cerca de mi y me enamoré, compartí, dormí a su lado, llore con todos. Después aprendí a leer, si, me encanto la poesía, descubrí en ella un mundo paralelo que enriquece este y que a su vez se alimenta del día a día…
La belleza va siendo una cosa extraña, sino pregúntenle al zamuro por su alimento. Eli creo para todos los gustos, desde los inanimados hasta los recreados por los hombres, pasando por supuesto por el cuerpo, la mirada, ese espíritu dulce que nos da sosiego y con el cual nos sentimos seguros, ah, pero la calle, el mercado, la noche, nos dejan ver la sangre derramada en los ojos, nos admiten en sus vísceras, nos escupen a la cara y nos escupen de entre sus labios, todo absolutamente todo creado y permitido para mi, no como su dueño, su rey o su dictador sino como uno más del gran puzzle, una piecita a la cual sólo le queda entrar al gran caos, caminar despacio a toda prisa, tomar una fotografía y escribir tres palabras indescifrables…
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